El ejercicio físico como herramienta para mejorar la salud mental y física

Investigadores se preguntaron si el ejercicio físico podría ayudar a prevenir  en enfermedades relacionadas con la edad como la demencia, el Alzheimer, trastornos afectivos como la depresión, entre otros y se dieron cuenta a través de experimentos en el mundo entero  en los que participaron miles de personas que si realizamos una actividad física durante el tiempo libre, el riesgo de padecer demencia general queda reducido literalmente a la mitad. El ejercicio aeróbico parece ser la clave. En el caso del Alzheimer disminuye la posibilidad en más de un 70%.

¿Cuánto ejercicio debemos hacer? Como mínimo deberíamos caminar al menos 20 minutos dos veces a la semana y si lo hacemos a diario, se podría reducir en un 57% el riesgo de padecer un aneurisma o como comúnmente lo conocemos derrame cerebral – causa principal de discapacidad en los adultos mayores.

En la depresión y en la ansiedad el ejercicio físico ayuda muchísimo tal vez porque el ejercicio regula la liberación de los tres neurotransmisores más comúnmente asociados con el mantenimiento de la salud mental: la serotonina, la dopamina, la noradrenalina. El efecto del ejercicio es tan relevante en la actitud que muchos psiquiatras lo recomiendan como complemento de sus terapias.

En los niños les ayuda a mejorar la atención, son menos propensos a la indisciplina, se sienten mejor consigo mismos, tienen una alta autoestima, menos depresión y menos ansiedad.

Cuando hacemos ejercicio, aumentamos el flujo sanguíneo a través de los tejidos corporales. Esto sucede porque el ejercicio estimula en los vasos sanguíneos la producción de una molécula poderosa y reguladora del flujo llamada óxido nítrico. A medida que el flujo mejora, el cuerpo produce nuevos vasos sanguíneos que penetran más y más profundamente en los tejidos del cuerpo, lo que permite un mayor acceso a los bienes y servicios del torrente sanguíneo, entre ellos, la distribución de los alimentos y el desecho de los residuos. Cuánto más ejercicio hagamos más tejidos podremos alimentar y más residuos tóxicos podremos desechar. Esto sucede en todo el  cuerpo. Por eso, el ejercicio mejora el desempeño de la mayoría de las funciones humanas; estabiliza las estructuras de transporte existentes y añade otras. De un momento a otro, nos volvemos más saludables.

Lo mismo sucede en el cerebro humano. Estudios con imágenes han demostrado que el ejercicio aumenta el volumen sanguíneo en una zona del cerebro conocida como la circunvolución dentada. Y esto es importante. La circunvolución dentada es un componente vital del hipocampo,  zona que interviene intensamente en la formación de la memoria. Este aumento del flujo sanguíneo que puede deberse a los nuevos vasos sanguíneos, permite que más células cerebrales tengan un mayor acceso a los equipos de distribución alimentaria y protección contra sustancias peligrosas.

Recientemente se ha hecho  evidente otro efecto del ejercicio en el cerebro, en el plano molecular, los estudios iniciales indican que el ejercicio también estimula uno de los factores de crecimiento más poderosos del  cerebro-el  factor neutrófico derivado del cerebro-, que contribuye al desarrollo del tejido saludable al producir en ciertas neuronas un efecto parecido al de un fertilizante. Esta proteína mantiene jóvenes y saludables a las neuronas existentes, lo que hace que estén mucha más dispuestas a conectarse entre sí. También estimula la neurogénesis, es decir, la formación de nuevas células en el cerebro. Las células más sensibles a esto están en el hipocampo, dentro de las regiones profundamente involucradas en la cognición humana. Cuánto más ejercicio hacemos más fertilizante producimos.

El ejercicio fortalece los huesos y los músculos, por ejemplo, y mejora nuestro equilibrio. Ayuda a regular el apetito, cambia el perfil lipídico en la sangre, reduce el riesgo de contraer más de una docena de tipos de cáncer, mejora el sistema inmunológico y nos protege contra los efectos tóxicos del estrés. Al enriquecer el sistema cardiovascular, el ejercicio disminuye el riesgo de padecer enfermedad cardiaca, derrame cerebral y diabetes. Combinado con los beneficios intelectuales que parece ofrecer, el ejercicio es lo más cercano que existe en la medicina moderna a una panacea para el mejoramiento de la salud humana.

Así es que a hacer ejercicio!!!

Bibliografía

Medina J.Los 12 principios del cerebro, Editorial Norma.2010

Román GC. Vascular Dementia. In: Clinical Atlas of Cerebrovascular Disorders. M. Fisher (ed). Gower Medical Publishers, New York, 1994:1-23.

Román GC, et al. Subcortical ischaemic vascular dementia. Lancet Neurology 2002; 1:426-436.

 

Mónica Ramírez Martínez

Candidata a Magister en Neuropsicología Clínica

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